Hace unos días se presentaba en el Museo de Historia de Madrid (c/ Fuencarral, 78), una obra recientemente restaurada que en el Barrio Salvador ya nos sonaba familiar.
Se trata de «Diana y Endimión», un conjunto de terracota que representa el mito del acercamiento de la diosa Diana a Endimión, condenado por Júpiter a dormir eternamente a cambio de la juventud y la belleza eterna. Otros personajes y numerosos detalles completan el grupo.
La escultura del siglo XVIII (año 1738), que nos dará la bienvenida en el patio de acogida del Museo de Historia posiblemente hasta después de las Navidades, es obra del escultor francés Michel Ange Slodt y, durante muchos años, estuvo oculta entre los numerosos misterios del palacio de la Quinta de Torre Arias.
Bastante deteriorada por el paso del tiempo y el abandono, esta obra maestra apareció en 2016, prácticamente de casualidad, pues la pieza ni siquiera figuraba en el escaso listado del Plan Especial de Protección de Torre Arias elaborado por el Ayuntamiento de Madrid, lo que evidencia que se desconocía la presencia en el palacio de una pieza clave de la escultura barroca francesa. Tras su limpieza, pudo conocerse la naturaleza de la obra: fechada y firmada por su autor en su base –«M A SLODTZ F R 1738»-.
Es difícil conocer cómo o por qué acabó en la Quinta de Torre Arias, no es fácil dar con inventarios en una finca de recreo de la aristrocacia. Es probable que procediese de Roma o París y fuese adquirida por los marqueses de Torre Arias, grandes coleccionistas de arte.
Esta escultura fue realizada para servir de modelo y ser reproducida para su famosa versión en mármol, datada hacia 1740 y que se conserva en una colección privada de Ginebra. El modelo fue realizado por piezas, algunas de ellas perdidas, en arcilla hueca y cocida. Los elementos desaparecidos no se han reproducido con el fin de respetar la obra y no crear un falso histórico.