Con su entrada principal en la c/ Alcalá 527, la Quinta de los Molinos es uno de los principales atractivos naturales de nuestra ciudad y, desde 1997, parque histórico y bien de interés cultural.
En el Barrio Salvador estamos acostumbrados a sus numerosos caminos y escondites, pero es difícil que deje de sorprendernos aunque la recorramos a diario.
¿Conoces su historia?
El terreno originario, de unos 500 metros cuadrados, había pertenecido a varias familias de la nobleza española hasta que el VI Conde de Torre Arias, Ildefonso Pérez de Guzmán el Bueno y Gordón, pagó con ellos al arquitecto valenciano César Cort Botí (Alcoy, 1893 – Alicante, 1978) el proyecto de un palacete en la c/ General Martínez Campos en el año 1920.
Cort, un interesante, inquieto y apasionado arquitecto y urbanólogo, fue ampliando la propiedad mediante la adquisición de diferentes parcelas colindantes hasta completar 28,6 hectáreas. Todo lo que hoy conocemos es una herencia del fruto de su visión: ciudad y naturaleza deben estar perfectamente integradas para no asfixiar a sus habitantes.
César Cort realizó en la Quinta de los Molinos un gran ejercicio de paisajismo, creando una finca urbana que nos recuerda a las fincas agrícolas mediterráneas: con molinos, arroyos, albercas, fuentes y una gran cantidad de árboles, fundamentalmente pinos, cipreses, olivos, eucaliptos y almendros. En la época de floración, son precisamente los almendros la principal atracción del parque con sus flores rosas y blancas.
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El palacete de la quinta (zona Norte), que ahora ubica el centro cultural para jóvenes «Espacio Abierto», es la obra más significativa de César Cort y además le sirvió de residencia. Inspirado en el estilo de secesión vienesa, constituye uno de los pocos ejemplos del modernismo austríaco de época tardía en Madrid y fue erigido en el terreno original cedido por el VI Conde de Torre Arias.
Junto al palacete se encuentra la conocida como «Casa del Reloj», actualmente cerrada y flanqueada por uno de los dos molinos traídos de EEUU que podemos admirar en este parque, molinos cuya función era la de obtener agua para el regadío del solar.
Los molinos son precisamente los que han dado nombre a esta finca. Muy próximos a ellos, se alzan un aljibe y un estanque.
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Entre los muchos tesoros de la Quinta de los Molinos, podemos ver una columna con un capitel de orden jónico, un resto arqueológico del XVI. Muy cerca de esta, se encuentra la Casa del Reloj, otra joya arquitectónica construída en 1925 como residencia de verano de la familia Cort y que posteriormente pasaba a ser el domicilio habitual de la familia cuando el arquitecto se caía por las escaleras del palacete. Destaca el color rojizo de sus paredes y la torre central, donde hay un reloj.
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Tras la muerte de Cort, sus herederos (como curiosidad, sus nietos son los propietarios de gran parte de Valdebebas) llegaron a un acuerdo con el Ayuntamiento de Madrid para ceder 21,5 hectáreas al municipio de las 28,6 originales a cambio de urbanizar el resto del terreno, cesión que se materializó en 1982. La finca estuvo abandonada durante años y se realizaron irreparables talas de árboles hasta que en 1997 fue catalogada como Parque Histórico y Bien de Interés Cultural.
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Horario, accesos, cómo llegar: